Cuando era adolescente, mucho antes de saber lo que era una cámara reflex, en cierta ocasión un amigo y yo nos quedamos mirando un póster impresionante de una cascada en el parque nacional de Yosemite, en California. Aquello parecía un lugar mítico e inalcanzable.
Las cosas han cambiado y hoy día podemos viajar a casi cualquier parte del mundo a un coste razonable. Hace tres años pude ver con mis propios ojos esa cascada en el valle de Yosemite y pasé varias horas delante de ella intentando hacer una fotografía nocturna.
Viajar con nuestra cámara puede ser una experiencia memorable y un modo único de conectar con la naturaleza. También puede ser algo estresante y frustrante si no planeamos el viaje con un mínimo de cuidado o vamos con una mentalidad inadecuada. En este artículo quiero compartir algunos consejos basados en mi experiencia viajera -puramente personal- de los últimos años.
1. Infórmate antes de salir
Planear un viaje fotográfico es mucho más que buscar alojamiento y reservar un coche de alquiler, es importante pensar en otros detalles y conocer de antemano qué vamos a encontrar. Cuando estoy pensando visitar un lugar, incluso antes de dedicir si iré o no, lo primero que hago es comprar una guía de viaje, de las que tienen mucho texto y pocas fotos, y leer al menos la introducción general y la de cada capítulo. Una vez me decido a ir, por lo general leo la guía entera y subrayo los lugares que más me interesan. Empiezo a disfrutar del viaje mucho antes de hacer la maletas.
Algunas cosas que debemos saber antes de salir:
- Las temperaturas y precipitaciones medias para la época de nuestra visita
- Las horas de luz y la salida y puesta de sol
- Si necesitamos un adaptador eléctrico para cargar todos nuestros «gadgets» fotográficos.
- Si hemos de tener ciertas precauciones con la flora y fauna local (plantas urticantes, mosquitos, garrapatas, serpientes, osos…)
Todo esto lo encontramos en una buena guía de viaje, que yo considero imprescindible. Mis favoritas son Lonely Planet y Rough Guides. Algunas de ellas además están disponibles como libro electrónico que puedes llevar en tu tableta o smartphone.
Pocos días antes de salir podemos consultar la previsión meteorológica y una vez en ruta un teléfono inteligente o una tableta con conexión a internet pueden ser muy útiles para consultar el tiempo. Eso sí, intenta no usar el aparatito para estar todo el día mirando el Facebook.
2. Planea tu ruta
Ir «a la aventura» suena muy bien pero es un ingrediente clave en la receta del desastre. ¿Qué lugares te interesa fotografiar? ¿En qué momento del día tendrán la mejor luz?
No hace falta planear el viaje al milímetro, pero sí decidir una ruta y pensar cuántos días aproximadamente queremos dedicar a cada lugar. Una vez en marcha podemos decidir retrasar o adelantar nuestro viaje según nos interese más o menos cada sitio, o el clima que encontremos. Si viajas en temporada baja y no tienes problema en dormir en un camping, motel barato o donde sea, no reserves alojamiento y ve decidiendo sobre la marcha.
Una de las lecciones más valiosas que he aprendido en estos años es saber decir «no». No a ir a todos los sitios, no a parar en todos los miradores, no a fotografiarlo todo desde todas las perspectivas. Céntrate en unos pocos sitios y trata de sacar el máximo de cada uno.
3. Explora antes de fotografiar
Muchas de nuestras fotografías de paisaje favoritas no fueron tomadas por casualidad, son el resultado de una preparación previa y de conocer el lugar para poder volver en el momento justo. Una vez en ruta, dedica un tiempo cada día a explorar los sitios que te interesen para volver al atardecer, al amanecer o cuando la luz que necesites sea óptima.
4. Busca tu propia visión
En cierta ocasión, en el mismo parque nacional de Yosemite, un fotógrafo local me sugirió que si a cierta hora exacta me situaba en un punto exacto podría hacer una famosa foto de Ansel Adams. La imagen en cuestión captura el momento justo en que el sol aparece por encima de una cascada. Estoy seguro de que la foto hubiera valido la pena, pero prefiero una foto mía mediocre a una foto sensacional calcada de otro, aunque sea Ansel Adams. Algunos paisajes tienen un encuadre muy obvio al que es difícil resistirse, pero después de hacer esa foto, párate un rato, mira y deja que el paisaje te inspire. No te limites a coleccionar postales, busca tu propia visión.
5. Prepara un plan B
Las probabilidades de que tengamos la mejor luz para fotografiar todos los lugares de nuestra ruta son escasas, por eso es bueno tener un plan B cuando sea posible. Si querías capturar un paisaje con luz de amanecer pero está nublado, aprovecha esa luz difusa para fotografiar un bosque cercano. Si querías fotografiar la puesta de sol en la costa pero hay demasiada niebla, espera a que el sol se ponga para hacer unas tomas largas del mar chocando con las rocas.
Lo más importante: simplifica, tómatelo con calma y disfruta
Este es el mejor consejo que puedo dar. Recuerda que por encima de conseguir una gran foto hay que disfrutar de la experiencia. Haz lo que puedas por conseguir esa imagen, pero si las circunstancias te lo impiden, guarda la cámara y tómate un café, lee un libro o simplemente contempla el paisaje.
No intentes verlo todo, ve a menos lugares y quédate más tiempo en ellos. Siempre podrás volver el año que viene, o el siguiente.
Si estás delante de un paisaje memorable con la brisa dándote en la cara, planta el trípode y, entre foto y foto, dedícate a mirar. Cuando la luz ya no aconseje seguir haciendo fotos no te vayas aún, quédate un rato.
Este artículo fue publicado por primera vez en el blog de fotografía y viajes xixerone.com
Todas las fotografías © Jesús Rodríguez
3 respuestas a 5 consejos para planear un viaje fotográfico