En cierta ocasión, en una reunión con otros fotógrafos una compañera nos mostraba un trabajo reciente. Un retrato llamó especialmente la atención: un hombre sentado en la mesa de un restaurante, con una mirada distraída y el humo de su pipa flotando a un lado. Una imagen con mucha fuerza. Entonces la autora confesó: «La verdad es que estaba jugando con la cámara en las manos y se me disparó…»
Estos accidentes ocurren a veces, y es curioso comprobar que la mejor foto del día la hiciste por un error de exposición, un desenfoque total o simplemente porque el dedo se te escapó sobre el disparador.
Estas son algunas fotos curiosas, y no tan malas, que me he encontrado al volver de mis viajes, todas ellas han salido así por pura casualidad.
1. Un desenfoque al amanecer
Intentado captar los trazos de estrellas antes del amanecer, había tan poca luz que tuve que enfocar «a ojo» con este resultado.
Abel Tasman National Park, Nueva Zelanda
2. Subexposición de un paso (a nivel)
Esperando al tren en este paso a nivel monté la cámara en el trípode para fotografiar este cruce de caminos con el volcán nevado al fondo. No sé en qué estaba pensando cuando medí la luz, el original salió prácticamente negro, pero al darle exposición durante el revelado digital la imagen no quedó mal del todo con estos colores un poco reventados.
Cerca del monte Hood. Oregon, EE.UU.
3. Sobreexposición de la orilla de un lago
En este trabajo en Escocia estuve toda una tarde fotografiando la orilla de este lago. Después de algunas fotos con un filtro neutro de tres pasos, parece ser que quité el filtro y sin corregir la exposición seguí disparando. El resultado es esta imagen totalmente quemada en las luces, pero interesante, a su manera.
Loch Maree, Escocia
En fin, a todos nos puede ocurrir ¿no?
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