¿La fotografía ha muerto?

Exposición A propósito del paisaje. José Guerrero
Sala KBr de Barcelona hasta el 18 de mayo

Por Koldo Badillo – https://www.expophoto.org

Un grupo de estudiantes universitarios de arte coincide con mi visita a esta exposición. Los veo corretear por la misma sin apenas detenerse, hasta que los paran las dos obras finales. Se reagrupan en torno a ellas y realizan el baile que describía Vik Muniz: unos pasos hacia delante para ver la obra de cerca y unos pasitos hacia atrás para ver de qué va la cosa. Estuvieron un buen rato debatiendo y creo que, como me pasó a mí, no sabían qué era lo representado; obras abstractas, por tanto. Tampoco sabían cómo estarían realizadas ni con qué técnica estaban impresas. Se preguntan: «¿Pero no estábamos en una exposición de fotografía?»

La sala grande del KBr consta de dos galerías paralelas. Al fondo de la primera, se dobla la esquina y sentí como si cambiara de autor. Me han robado al fotógrafo que venía admirando y me encuentro con un artista plástico, pero ¿qué ha pasado?

El José Guerrero que conocía y tanto admiro, lo reconozco en la primera mitad de la exposición. Un fotógrafo paisajista que maneja los códigos y discursos del género como pocos: lo topográfico, lo palimpséstico, lo enigmático, lo simbólico, lo periférico, lo cultural, lo antropocénico, lo extraño, lo territorial y tantos otros conceptos que José Guerrero ha abordado en su trayectoria.

“… deambula por el espacio elegido y, llevado por el instinto, dispara. Diríamos que la mecánica se parece mucho a un trance poético, pero sin perder de vista el objetivo de someter al paisaje, de apropiarse de él. Es en la edición cuando surge el hilo de sentido que relaciona las imágenes: el discurso que las soporta toma forma en la reflexión.”
(Lola Fernández en la revista La Fundación #6)

El excelente comisariado de Marta Gili organiza esta primera mitad de la exposición en tres capítulos:

HORIZONTES: “.. esa línea imaginaria que no existe en ningún mapa no solo marca la separación entre el cielo y la tierra, sino también entre el silencio y el vacío.” Se presentan obras de las series Efímeros (2003-2006), La Mancha (2009-2012), Sierra Nevada (2015) y After the Rainbow. Es el José Guerrero que sincroniza con el paisajismo fotográfico americano; veo referencias a Robert Adams, Lewis Baltz, Richard Misrach, Joel Sternfeld, Stephen Shore, incluso al español Gerardo Custance.

CARRARA: la segunda sala de la exposición propone una experiencia visual interesante. Paredes oscuras, poca luz, obras en clave baja… uno tarda varios segundos en ajustar el iris de sus ojos a esta propuesta. El trabajo Carrara es rompedor porque muestra el mármol blanco de las canteras de Carrara, casi negro. Un espacio tantas veces representado y con tanto simbolismo de la arquitectura de poder durante siglos se ve ensombrecido y cuestionado por la mirada de Guerrero.

ARQUEOLOGÍAS: en esta tercera sala, la comisaria nos presenta algunos trabajos de Guerrero dedicados a los restos arquitectónicos históricos, como Roma (2017): “En su interés por la estratificación del mundo subterráneo y por la superposición de las capas del tiempo, memoria y cultura…”. También se presenta un video, pero ambas propuestas no me parecen lo más representativo de su carrera.

Al doblar la esquina y pasar a la segunda parte de la exposición, surge un nuevo autor, sin transición; no lo vi venir. En salas sucesivas llegamos a un artista plástico abstracto. ¿Dónde se quedó la fotografía? ¿Por qué no están sus trabajos más fotográficos como Thames (2008), Down Town (2008) o Night Light NY (2011)?

Encontramos, sin embargo, otros trabajos que podríamos clasificar con el término fotografía plástica que implementó Dominique Baqué en su célebre ensayo publicado en 2003.

BRECHAS: El título de esta sala y de esta serie describe el salto que da la exposición de un fotógrafo paisajista a un artista plástico, y curiosamente coincide con el término que se acuñó durante un tiempo para referirse a la separación entre estos dos mundos: los fotógrafos vs. los artistas.

Este trabajo se acerca a la abstracción geométrica y destaca una pieza políptica realizada en Fez por encargo de Mapfre. No podemos evitar recordar obras de David Jiménez.

BRG: es el salto definitivo a la abstracción geométrica, más cerca de lo plástico que de lo que la mayoría entendemos como fotográfico. Sin embargo, he de reconocer que son imágenes muy atractivas, herederas de las arquitecturas coloristas del fotógrafo italiano Franco Fontana, o de fotógrafos más jóvenes como Alberto Selvestrel.

Guerrero explicó así el cambio: “De mi trabajo en Roma vino un deseo importante de forzar un poquito más los límites de lo que se puede alcanzar con el lenguaje fotográfico, que es tan limitado.”

En la web de su galerista sevillano Alarcón Criado se descubre el misterio de su proceso creativo y sus intenciones: “El trabajo sobre modelos arquitectónicos en miniatura, junto con la necesaria pre y posproducción, han servido al artista para profundizar en cuestiones fundamentales presentes en toda su obra precedente. Investigaciones que le llevan a explorar el carácter documental y abstracto del medio fotográfico; a tensionar la extraña frontera entre la realidad y su representación; a abordar aspectos intrínsecos de la pintura desde el campo de la imagen fotográfica.”

GFK: la exposición finaliza con las dos obras ya mencionadas, que son las de más reciente creación y me llevan a recordar las abstracciones cromáticas de Gerhard Richter.

A pesar de que no le resto valor a esta segunda parte de la exposición, mi sensación final como amante de lo fotográfico es que un creador ha abandonado nuestro medio. Este pesimismo me invade de un tiempo a esta parte cuando muchos jóvenes fotógrafos españoles empiezan a hibridar su medio, como mostraba la exposición Perpetuum Mobile de PHE24 comisariada por Alejandro Castellote. Por eso me pregunto una vez más: ¿La fotografía ha muerto?


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