El último modelo de cámara

Cuando voy a reuniones con otros compañeros fotógrafos mi cámara suele ser las más barata y la más antigua. En su momento invertí en buenos objetivos que he usado todos estos años, pero cuando se trata de decidir gastar 2.500 euros en un cuerpo de cámara o en un viaje fotográfico, siempre elijo lo segundo y voy funcionando con cámaras de gama media, a veces de segunda mano y no siempre del último modelo.

Hace unos años compré un cuerpo de cámara, usado pero impecable y que funcionaba perfecto. No era el modelo más nuevo en aquel momento y me costó poquísimo. Hace unos meses mi mochila fotográfica hizo un vuelo sin motor con un aterrizaje forzoso y la cámara, que llevaba puesto un teleobjetivo corto, quedó inútil. Pocas semanas después necesitaba hacer unas fotos de producto para web en baja resolución, y para salir del paso compré un cuerpo de aficionado, el más sencillo y barato que encontré. La sorpresa es que este cuerpo de plástico y casi de juguete produce mejores archivos que mi antigua cámara semiprofesional. Un ejemplo:

Con cámaras sencillas también se pueden hacer trabajos profesionales

Las cámaras evolucionan tan rápido que resulta duro para un aficionado o semiprofesional invertir tanto dinero en un nuevo cuerpo para que al poco tiempo quede obsoleto. Los objetivos en cambio duran años y son siempre una buena inversión.

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