PLANTAS Y CIRCUNSTANCIAS. Exposición fotográfica de Carlos Cánovas

Del 19 de febrero al 12 de junio de 2022
Patio Herreriano de Valladolid

Hoy os presentamos una nueva colaboración de nuestro compañero Koldo Badillo, que es amigo, fotógrafo de talento y creador de ExpoPhoto.org

Carlos Cánovas (Hellín 1951) tiene en la Cuenca de Pamplona su principal centro de operaciones fotográficas. Esta exposición “Plantas y circunstancias” es una buena oportunidad para acercarse a la obra de este insigne fotógrafo para los que aún no le conozcan, y la ocasión de contemplar una de las más emotivas y bellas exposiciones de su larga trayectoria para los que le admiramos desde tiempo.

Entrar en los dos cubos blancos, saturados de luz casi celestial donde los cuadros parecen flotar, te sumerges desde un principio en un ambiente sosegado, agradable y plagado de elegancia. El festival de emociones continúa al aproximarse a las obras.

Comenzamos con una veterana serie titulada Plantas dolientes de 1981 con las que el espectador inmediatamente empatiza con las plantas por su soledad, su abandono y su tristeza. “El insignificante drama de soledad y dolor de las dolientes deja de ser tan insignificante si pasamos a considerarlo como una proyección personal sobre el tema”, nos dice Carlos sobre esta serie.

Esta identificación personal con las dolientes, del autor y del espectador, junto con el virtuosismo técnico del blanco y negro que despliega Cánovas y ese encuentro de sujetos de belleza escogida, hacen que esta serie sea de las más reconocidas del autor.

A partir de aquella primera serie de plantas, Cánovas se planteó nuevas series que atendieran a otros conceptos. En mi humilde opinión, Carlos Cánovas es de los autores españoles que mejor conjuga sus planteamientos estéticos de estilo documental con sus reflexiones filosóficas personales.

Su segunda serie de plantas la tituló Para una pared y está basada en plantas trepadoras y cuya representación de texturas y grafías en blanco y negro, están muy próximas a la abstracción. “Buscaba resquicios para otra dignidad temática: mostrar el olvido diario y el silencioso paso del tiempo, descubrir un mundo en lo inadvertido y fijar en la memoria un lapso, sin fecha ni hora”, nos comenta Carlos sobre esta serie. Nuevamente sus grandes formatos, aunque no excesivos; plagados de detalles y de tonos infinitos, con las luces que revelan las texturas, y en fin, con la destreza técnica del oficio de un gran fotógrafo, al que se le añade la puesta en pared donde dialogan imágenes hermanas, hacen que esta serie vuelva a sobrecogernos.

Al fondo de esta primera sala, encontramos una tercera serie Vida secreta. En ella se recogen imágenes de plantas de mayor calado poético: difusiones, sombras o desenfoques, ayudan a la creación de mundos más irreales, casi oníricos, aunque el autor no abandone el recurso a la realidad en sus fotografías, aunque lo pudiera a veces parecer. “…hay una especie de afirmación del otro-la planta-, una suerte de reconocimiento y lo que ello representa en términos de dolor o de sufrimiento, pero también de alegría y de participación en su existencia”, comenta Carlos sobre esta serie.

Al pasar a la segunda sala, nos encontramos con la serie Paisajes recónditos. Una de mis preferidas por conexión temática con trabajos míos. Las imágenes de la caótica vegetación de las riberas de los ríos al atravesar su ciudad Pamplona, invitan a Cánovas a hablar de la nostalgia de los humanos por lo natural y del espíritu de reconquista que tienen las plantas sobre la ciudad, aquella idea del tercer paisaje.

La presentación mural de las fotografías de ramajes con su enorme potencial gráfico, sobrecogen al espectador y le inducen a un mundo de bellezas y miedos, al estilo romántico.

Y al fondo está la quinta serie final Naturaleza y control, la última en la que ha trabajado Cánovas recientemente, como le delata el uso del color y del digital, aunque sin abandonar su estilo documental basado en la realidad. Recalco esta cuestión, porque las tres últimas obras de esta serie son realmente sorprendentes. Rayando la abstracción gráfica, podrían pasar por infografías digitales, próximas a la pintura gráfica-abstracta de Mondrian, aunque con la dificultad añadida de que son encontradas en la realidad, por una mirada única como la de Carlos. Sí creo que hay aquí un punto de inflexión en su carrera y estoy ilusionado por que desarrolle este nuevo territorio.

“Este serie se centra de nuevo en la idea de separación. La tapia, la valla, la barrera…Pero ahora no se trata de un obstáculo, sino más bien de un escenario en el que la naturaleza desempeña el papel que le hemos asignado”.

Solamente me queda recomendar esta exposición, a la vez que su libro recientemente publicado “Estratos. Fotografía y palabras”, fruto de su reciente premio Príncipe de Viana, y en el que combina imágenes y reflexiones escritas, que como antes he expuesto, creo que es de los grandes autores que mejor es capaz de hacerlo.

Felicidades Carlos.